El viernes a la mañana: madrugón para ver a la Selección Argentina de Básquet frente a España. Pierden por un punto en el segundo final. Alcanza para arruinarle el día a cualquiera. No importa, el domingo al mediodía otra vez firmes junto al televisor para ver Argentina/ Brasil al fútbol. Goleada horrible. Comentarios insufribles de los periodistas deportivos. Nota marginal: ¿a quién se le ocurrió denominar estos partidos como amistosos? Cambiamos de deporte, ponemos Tenis: Nalbandian en el US Open jugando con Safin. ¡Pierde también! Y como broche de oro ponemos a nuestro loser más entrañable: Gaudio, que pierde por tie-break en el quinto set con un franchute. No sin antes patinar y caerse ridículamente, calentarse, tirar la raqueta y romperla.
En conclusión, malos días para ser argentinos. Intento consolarme pensando dos cosas:
1- La nación es una abstracción.
2-Aún si la nación fuera real, medirla por los triunfos o derrotas deportivas es una forma de patriotería barata.
Me quedo más tranquila mientras recuerdo los argumentos que sustentas las tesis. Pienso en cuánto mejor es ser internacionalista. Que las naciones fueron inventos promovidos por el capitalismo para evitar la unión del proletariado mundial. Que aquello que concebimos como nación es un ente imaginado, una abstracción, una entelequia, una invención. Tomamos fragmentos de la historia de unos pueblos, las sumamos en un compendio fortuito con estratégicas inclusiones y exclusiones (¿A quién le importan los indios que vivieron acá? ¿Para qué recalcar que las provincias en algún momento fueron naciones o que
Entonces la nación es una abstracción como las matemáticas. Como el Número Pi o los logaritmos. No obstante, para qué engañarse, nunca el número Pi hizo sufrir a alguien como a los supuestos integrantes de la abstracción en este domingo por la tarde.
1 comentario:
Lo que te enseñan en la escuela son las tipicas definiciones de país nación y estado. La realidad es mucho más compleja, y por ejemplo, la gente que vive en Buenos Aires tiene más cosas en común con quienes viven en Mendoza, y a su vez esos tienen más en común con los chilenos del otro lado del paso fronterizo.
Y la cuestión con los deportes, al menos en nuestro país, el gobierno no produce casi ningún tipo de ayuda a los deportes, mucho menos a los individuales como el tennis.
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