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viernes, agosto 25, 2006

La Peña de Perón

Ayer, después de escuchar a Brascó, nos pusimos a envidiar la vida de una persona dedicada a viajar, comer y beber. Sobre todo porque Brascó se permite las experiencias más diversas. No sólo lo fashion y lo top, sino lo tradicional y lo colorido: pizzerías de barrio, pequeños comederos perdidos con alguna especialidad ponderada. Entonces nos pusimos a pensar a donde habría que llevar a Brascó en Mar del Plata. A El rey del calzone, arriesgaron algunos. A El Glaciar, apostaban otros (aquí un llamado a la solidaridad: sabemos que El glaciar cambió de dirección; si alguien conoce su nuevo paradero, informe). Para entonces, todos en la mesa querían lucirse mencionando el lugar más extraño y bizarro.
Pero sin lugar a dudas, el campeón de la noche fue Manucho, que contó sus aventuras en La peña de Perón. Para todos se trataba de un sitio mitológico, de cuya existencia real era posible dudar, así como de las historias narradas por quienes dicen conocerlo. Sin embargo, nos topamos con un testimonio fiable de primera mano. Manucho nos cuenta que fue una madrugada invernal. Que fuera de la peña había mucho camión y vehículo extraño, y que dentro la fauna era alucinante. No obstante, todo lo sórdido y pintoresco quedó opacado por un solo foco fascinante. En medio del lugar había una fogata en la que unos travestis cocinaban unos chorizos. Agradecemos a Manucho por compartir sus vivencias, porque es muy de guapo ir a la Peña de Perón. Ahora imagino allí a nuestro viejo amigo el Ruso, gritando a viva voz sus desmesurados discursos liberales ingleses antiperonistas. Sería una pintoresca forma de suicidio.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

se aconseja leer al buenudo de sebrelli, "mar del plata el ocio represivo".un ex marpla.

Anónimo dijo...

Bueno libro ese...a mi me gustó.
En cuanto al suicidio me hace recordar a todo por dos pesos, cuando imaginaba un teatro de titeres en la isla maciel. Cuando los muchachos reaccionasen a la falta de cumbia o notasen que en el acto nadie repartía sandwichs, zapatillas o lo que toquase..el titeritero debía enfrantar al colectivo con la increpación: "negros de mierda, a uds. los cagó el peronismo". A Capusotto no le extrañaba que el artista quedase suspendido del puente de hierro que une la Boca con Avellaneda por medio de los pelos del traste. Otra forma peculiar de suicidio. De todas maneras, en la peña de Peron me imagino que el nivel era tal y el alcohol cual, que se podía decir cualquier cosa sin que nadie se percatase.
Hay que ir a esos lugares....que Manucho nos indique donde es y en algún viaje nos damos una vuelta. Procuraremos llevar los titeres.
El Ruso

Anónimo dijo...

Ruso: Piensa ir a la Peña de Perón con Kickers y mochila como a Maremoto?

Anónimo dijo...

Anónimo,

ya le dije que iba con los titeres...tampoco es cuestion de exagerar. De todas formas he hecho cosas peores...por ejemplo con mi madre un dia se nos ocurrió ir a caminar por Casablanca por la noche. No sabe lo que eran los turquitos del puerto con sus fogatas. También estuve en Haiti meses antes del levantamiento cuando le metian gomas a la gente en la cabeza y las prendian fuego. Creo que les puedo hacer frente a los muchachos peronistas y su 5 por 1.
El Ruso

Pd: también recuerdo un dia que caminamos todo puerto madero con el Pocho Di Lorento, terminanos en la boca y como habia partido nos metimos en la popular de Boca con "ropita de salir". Eso si, dimos vuelta las camperas para que quedaran mas berretas. Mi cara de boludo igual me marcaba, pero no pasó nada....salvo algun reclamo del tipo "griten" o "canten".




El Ruso