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jueves, noviembre 24, 2005

Algunos buenos libros de una pareja inolvidable

Adolfo Bioy Casares es un escritor más nombrado que leído. Es decir, que como entrañable amigo de Jorge Luis Borges, marido de Silvina Ocampo (ergo, cuñado de Victoria Ocampo) y dandy arquetípico, el nombre de Bioy aparece como referencia obligada en la historia de la literatura argentina. No obstante, salvo “La invención de Morel” y “Diario de la guerra del cerdo”, los libros de Bioy no son tan frecuentemente leídos.
“Dormir al sol”, por ejemplo, es una excelente novela sobre un hombre casado con una mujer hermosa pero de carácter terrible. Una invención científica promete librarlo de su calvario, pero los resultados son paradojales.
Otro libro que no tuvo gran repercusión fue “Descanso de caminantes”, diario íntimo de Bioy Casares, publicado póstumamente en una edición al cuidado de Daniel Martino, en el cual, como ya había hecho en De jardines ajenos” recopila frases, sueños y anécdotas de su creativa e interesante vida. Sin embargo, no se trata del devenir de su historia intelectual, sino por el contrario, cita especialmente dichos de gente con la que Bioy se topa en Buenos Aires: sus amigos, familia, sus múltiples amantes, el diariero, el taxista, la mucama, el chofer, formando cuadros tan variopintos como cómicos. Es un libro repleto de pequeñas sorpresas interesantísimas para descubrir, como cuando un peluquero se refiere sobre De la Rúa a principios de los ´80 y le comenta a Bioy que ese muchacho estaba bien, pero sólo para presidente de un “club de barrio”. Es notable descubrir el poco cariño que Bioy le tenía a Sábato y el aprecio y cariño que, en cambio, tenía por Cortázar, del que disentía ampliamente en lo político.
Algunos ejemplos de estos diarios de Bioy Casares:
La señora me dijo que su amigo se acuesta siempre con ella, cuando el marido viaja, lo que es raro, o cuando sospecha que la marido la engaña, cosa que no es frecuente.
Girri contó que en un café oyó a una mujer que hablaba desde un teléfono público, con alguna amiga o pariente, sobre una sesión de espiritismo de la que venía: “ Mamá y papá están de lo más bien, y ¡agarrate! Edelmiro se ha reencarnado”.
Un señor Tumey no quería jubilarse. Le preguntaron por qué. Dijo: “ En el mismo momento en que un hombre se jubila, pasa a trabajar, en su casa, de mucamo."

Pero si bien puede decirse que Bioy es más nombrado que leído, es aún más injusta la situación de Silvina Ocampo, que fue eclipsada por la poderosa figura de su hermana Victoria ( a propósito de la cual su cuñado hace terribles comentarios en “Descanso de caminantes”). Los cuentos de Silvina Ocampo son absolutamente extraños y originales, creando un clima asfixiante y curioso, terrible y atrayente. Por lo general son relatos breves, pero repletos de personajes memorables. Emecé publicó sus cuentos completos en dos tomos altamente recomendables.

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