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sábado, julio 01, 2006

Por qué es bella la literatura

Ayer a las tres de la tarde, padeciendo un estado de desolación insoportable a causa de la derrota argentina, tomé el librito de Ariel Bermani Leer y escribir. Pese a haber afirmado que la novela del mismo autor,Veneno, no me gustó enteramente, persistí comenzando esta novela del 2003 que, luego de haber obtenido el Segundo Premio Clarín, es publicada por Interzona este año. Me sumergí en el breve libro con pasión y de esa manera me perdí la renuncia del hombre Pek, los debates interminables de los cronistas deportivos, las opiniones del hombre común. Me extravié en la trama de manera tal que me olvidé de la decepción y la tristeza.
Leer y escribir describe un cosmos más acotado que Veneno y, tal vez por eso, su fórmula es más exitosa. Bartel es un bibliotecario de barrio, pero diferente de los ordinarios por no odiar los libros -correctísima observación: los bibliotecarios no sólo no conocen de libros, también los detestan. La descripción de esta biblioteca y sus personajes es tan divertida como veraz. Quien haya pasado muchas horas en una biblioteca popular comprenderá la exactitud de lo narrado. Empleados que llegan a cualquier hora, odio a los lectores a quienes se quiere echar, desactualización de los archivos, resistencia a la modernización.
Bartel se mueve en ese universo moroso y poco estimulante, así como deja transcurrir las horas en su casa leyendo, junto a una mujer y un pequeño hijo que apenas conoce. Pero decide transgredir las reglas y correr riesgos y aventuras que trasciendan sus lecturas y sus rutinas. Así comienzan cuatro días alocados en los cuales Bartel vuelve a su barrio natal, visita infrutuosamente a sus amigos de adolescencia -aquí aparecía esbozado el personaje de Veneno-, se pierde en tropelías en el centro de una ciudad triste y empobrecida. Si bien la búsqueda de Bartel es infructuosa, porque es un peregrinar sin objeto, tal vez la fugaz aventura lo cambie para siempre.
Acostumbrada ya a los breves capítulos de Bermani, y a una escritura sin adornos que nos centra en la trama, disfruté muchísimo Leer y escribir con las aventuras menudas de su alucinantes personajes.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Vos sos tan autista como Moria, que no ve nada desde su auto con vidrios polarizados.

Anónimo dijo...

Admiración y castigo idólatra a la figura femenina, tuteando a una Señora; típico de puto reprimido.
Como cualquier reprimido, peligroso...
E.N.

Sibelius dijo...

Perdón, pero esto no se puso demasiado personal?
El post era sobre un libro, no sobre homosexualidad o autismo.

Saludos!