Juana Molina, hija de Chunchuna Villafañe y el gran músico Horacio Molina, fue una memorable actriz cómica que se destacó en su programa de TV “Juana y sus hermanas”.
Ahora bien, desde la finalización de ese programa de TV la actriz se recluyó y volcó toda su veta artística hacia la música. Por supuesto, cada uno hace de su vida personal o artística lo que le parece más conveniente o satisfactorio.
Desde que el New York Times eligiera a uno de los discos de la Molina en el top-ten del año 2004, una innumerable cantidad de críticos y entusiastas de la música se refirieron a la cantante como prácticamente la sucesora criolla de Joni Mitchell.
El snobismo en su máxima expresión puso en una incómoda situación a los que pensamos que la música de la Molina es sosa y poco inspirada. Una voz casi infantil, con una guitarrita recurrente, interpretan canciones donde las palabras forman enumeraciones incongruentes.
No queremos tampoco ser lapidarios, pero creemos que estas críticas exageradas tienen que ver más con la necesidad de forzar un gusto musical exclusivista donde podríamos agregar, como ejemplo, a Samalea y a Kabusacki, que con un sincero disfrute de un producto artístico.
La actitud de Juana Molina en las distintas entrevistas televisivas, donde quiere continuamente reforzar su carácter “under” y hosco, terminan por casi convertir a este personaje en una insoportable más. Invitamos a todos a escuchar un disco completo de ella y luego compartir con nosotros sus impresiones. Tal vez nuestra ignorancia no nos deja percibir que estamos frente a una gran artista.
Ahora bien, desde la finalización de ese programa de TV la actriz se recluyó y volcó toda su veta artística hacia la música. Por supuesto, cada uno hace de su vida personal o artística lo que le parece más conveniente o satisfactorio.
Desde que el New York Times eligiera a uno de los discos de la Molina en el top-ten del año 2004, una innumerable cantidad de críticos y entusiastas de la música se refirieron a la cantante como prácticamente la sucesora criolla de Joni Mitchell.
El snobismo en su máxima expresión puso en una incómoda situación a los que pensamos que la música de la Molina es sosa y poco inspirada. Una voz casi infantil, con una guitarrita recurrente, interpretan canciones donde las palabras forman enumeraciones incongruentes.
No queremos tampoco ser lapidarios, pero creemos que estas críticas exageradas tienen que ver más con la necesidad de forzar un gusto musical exclusivista donde podríamos agregar, como ejemplo, a Samalea y a Kabusacki, que con un sincero disfrute de un producto artístico.
La actitud de Juana Molina en las distintas entrevistas televisivas, donde quiere continuamente reforzar su carácter “under” y hosco, terminan por casi convertir a este personaje en una insoportable más. Invitamos a todos a escuchar un disco completo de ella y luego compartir con nosotros sus impresiones. Tal vez nuestra ignorancia no nos deja percibir que estamos frente a una gran artista.
3 comentarios:
Negro!!!! La mataste. ¿quien se atreverá a escucharla despues de tu "alabanza"?
Hay que atreverse a "escuchar" a Juana, con todos los sentidos. Es una excelente autora-musical, fuera de lo común, no es vulgar. Quizas por eso no todos entiendan su musica. Proviene de la sensibilidad que le viene de su saga familiar de gran sensibilidad artistica. Juan Manuel
Me encanta Juana entre tanta vulgaridad, se destaca su buen gusto. No es "para todo el mundo", sino para quienes apreciamos la buena musica, estilo, personalidad, solo para exquisitos.
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