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lunes, diciembre 05, 2005

En busca del hobby perdido

Una de las cosas que más preocupan a PD, además de no tener capacidad para hacer plata, es no tener un hobby. Esto es, no tener una actividad que lo apasione, lo desviva. Piensa que el no tener hobbies muestra su ausencia de constancia, de sistematicidad, de persistencia. Una carencia que impide descontinuar el embole de los días.
Dice que probó todos los coleccionismos: estampillas, monedas, mariposas, discos de pasta. Intentó mil actividades: tener peces, ser entendido en vinos, hacer bonsai, interesarse por la historia medieval, hacer aeromodelismo, conducir un karting. Practicar algún deporte o ser fanático del mismo: tocar un instrumento, ser fanático religioso, adscribirse a una causa política, ser seguidor de una banda de rock o miembro de una secta, tener una adicción... ¡Algo! ¡Por favor! PD quiere desesperadamente un hobby que lo haga feliz, especial, distinto de todos los trabajadores del día a día... Una actividad que lo redima, lo vivifique.

-¡Mi reino por un hobby!- Grita desesperado.

Un amigo intenta calmarlo, y le pide que se concentre en los aspectos positivos de su vida: en qué formó una familia, en que está enfrentando el desafío de la paternidad...
PD lo corta lapidario:

-Un hijo lo tiene cualquier boludo.

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