Uno de los libros cuya lectura más disfruté es “Cuentos sin plumas” de Woody Allen. Este volumen de la colección Andanzas de Tusquets reúne los cuentos que habían aparecido en “Cómo acabar de una vez por todas con la cultura”, “Sin plumas” y “Perfiles”.
El clásico humor de Woody Allen no pierde nada en su versión escrita; por el contrario, el formato le permite explorar personajes e ideas que sería dificultoso incluir en un film. Lo que resulta llamativo es la capacidad de Allen para mimetizarse con los más diversos tipos de discursos. No sólo aborda temas clásicos para él como la parodia de sí mismo, el cine, el psicoanálisis y el judaísmo, sino que demuestra una increíble capacidad para reproducir en modo satírico el tono de textos académicos de filosofía, historia, textos sobre tópicos científicos o de arte (imperdible: “Si los impresionistas hubieran sido dentistas” en el que parodia las cartas de Vincent Van Gogh a su hermano Theo).
Un párrafo aparte merece su imitación de los Diarios del Che Guevara en “¡Viva Vargas!”, en el que describe el devenir de un grupo de guerrilleros apostados en la sierra esperando el momento de realizar el golpe revolucionario. Muestra tanto conocimiento de política latinoamericana, como una capacidad para adoptar el estilo de escritura de Ernesto Guevara.“Cuentos sin plumas” fue publicado en 1988 y reeditado en gran cantidad de ocasiones. Se ha transformado en todo un clásico. Si es de los que disfrutan con las películas de Allen, le recomiendo que tenga un ejemplar de este libro en la biblioteca
El clásico humor de Woody Allen no pierde nada en su versión escrita; por el contrario, el formato le permite explorar personajes e ideas que sería dificultoso incluir en un film. Lo que resulta llamativo es la capacidad de Allen para mimetizarse con los más diversos tipos de discursos. No sólo aborda temas clásicos para él como la parodia de sí mismo, el cine, el psicoanálisis y el judaísmo, sino que demuestra una increíble capacidad para reproducir en modo satírico el tono de textos académicos de filosofía, historia, textos sobre tópicos científicos o de arte (imperdible: “Si los impresionistas hubieran sido dentistas” en el que parodia las cartas de Vincent Van Gogh a su hermano Theo).
Un párrafo aparte merece su imitación de los Diarios del Che Guevara en “¡Viva Vargas!”, en el que describe el devenir de un grupo de guerrilleros apostados en la sierra esperando el momento de realizar el golpe revolucionario. Muestra tanto conocimiento de política latinoamericana, como una capacidad para adoptar el estilo de escritura de Ernesto Guevara.“Cuentos sin plumas” fue publicado en 1988 y reeditado en gran cantidad de ocasiones. Se ha transformado en todo un clásico. Si es de los que disfrutan con las películas de Allen, le recomiendo que tenga un ejemplar de este libro en la biblioteca
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