El ciudadano (Bolívar 3655) es un espacio singular. Un café lindo, bien puesto, con un espacio de arte bien montado. Y un público variado: el padre ansioso que espera el nacimiento de su hijo (clínica enfrente) y los que van a hojear los diarios o Barcelona o a mirar lo que está pasando ahora. Quiero decir, no se trata (sin desmerecer a nadie) del típico café que cedió a las presiones de alguna señora que va a tomar algo todos los días y los convenció para exponer sus cuadros. Sino que desde su apertura en El Ciudadano se han preocupado por armar cosas distintas. Entonces, las paredes utilizadas para la exibición son adecuadas, las muestras están bien colgadas e iluminadas y la elección de artistas y obras está hecha por gente que entiende de la materia.
Hasta el 2 de junio hay una muestra de Marcela Priede. Se trata de pinturas, o más bien, pequeños objetos pintados. Delicados, inocentes y llenos de luz.
martes, mayo 22, 2007
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