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lunes, mayo 07, 2007

David Foster Wallace

Luego de sorprenderme con los cuentos reunidos en La niña del pelo raro, me pongo muy contenta cuando Debolsillo edita otra colección de relatos de este escritor americano: Extinción. El cuento que abre el volumen, "Señor Blandito", me parece espectacular. A partir del lanzamiento de una nueva golosina llamada ¡Delitos!, Foster Wallace analiza los mecanismos de marketing y mercados, las acciones no siempre del todo honestas sobre los consumidores, el intrigante mundo de las consultoras y sus refinados métodos de testeo de productos, la mentalidad de las personas que realizan ese tipo de trabajos y sus sueños individuales y frustraciones... en fin, en "Señor Blandito" podemos encontrar un compendio de los problemas de la vida moderna: costumbres digitadas por los medios, buenos ingresos y altos niveles de soledad y sentimiento de vacío... Por otra parte, el cuento que da título al libro nos cuenta la vida de un hombre medio, módicamente feliz, que comienza a tener ataques de pánico a raíz de una absurda crisis matrimonial que tiene como punto de fricción si él verdaderamente ronca impidiéndole dormir a su mujer, o si ella sueña que él ronca. Embargándonos con la sensación de que cualquier vida está a la deriva, en un equilibrio que pende de un hilo.
No obstante, el relato más sorprendente es el más breve y el que en menor medida representa el peculiar estilo de Foster Wallace: "Encarnaciones de niños quemados" es un cuento tan corto como poderoso. Lo leo en la sala de espera del médico. Sólo al comenzar me doy cuenta de que no es una buena idea. Que tengo alta aprensión por todos los temas que aborda: el dolor en un bebé, la sensación de desesperación de los padres, los accidentes domésticos que nos esperan agazapados para destrozarnos la vida un día cualquiera. Y de forma magistral Foster Wallace reúne todos esos elementos en un relato de página y media que nos deja helados. Por los hechos narrados de forma concisa y directa, de manera tal que no podemos evitar que las imágenes descriptas se dibujen en nuestra mente, y por esta frase terrible: "Si nunca han llorado ustedes y quieren llorar, tengan un hijo".
Después Foster Wallace vuelve a ser él: con su mirada cínica sobre la sociedad y sus ideas políticamente incorrectas. Pero el niñito quemado nos queda como una esquirla en la memoria.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gustó tu análisis del libro. Yo también quedé impresionado al leer "Encarnaciones de niños quemados". Extinción es mi primer acercamiento a la obra de David Foster Wallace.