La última novela de la escritora argentina Ángela Gorodischer está plagada de ingenio y sensualidad. La idea de la autora es, utilizando el género epistolar, proponer una civilización paralela signada por la búsqueda del placer. Para ello imagina a un funcionario inglés que, en torno al 1800, es destinado como representante diplomático en un rico y desértico país. Este diplomático sostiene a lo largo de seis años correspondencia con un amigo en Inglaterra. El recurso de las cartas le permite a Gorodischer mostrar como puede ir variando nuestra lectura de una civilización que nos es ajena. De la distancia etnológica primera hasta la identificación y sentimiento de pertenencia.
En principio el nuevo vecino de Birnassan se siente molesto por las costumbres del lugar: los tiempos lentos, la sociabilidad incomprensible. Pero no tardará en descubrir el orden subterráneo que guía las conductas de los habitantes. En Birnassan el único dictado válido es el de lo placentero. Todo el orden societario está construído bajo esos principios. De esta manera, las mujeres son formadas durante su adolescencia para hacer gozar a los hombres. El mayor placer de un hombre casado es compartir su mujer con sus amigos; siendo esta costumbre signo de buena educación y decoro. Inventando estos extraños principios, la autora juega a construir historias que den cuenta de las consecuencias últimas de esta forma de ver el mundo. De esta manera crea relatos fuertemente eróticos que nos transportan a un universo tan fantasioso como encantador.
En principio el nuevo vecino de Birnassan se siente molesto por las costumbres del lugar: los tiempos lentos, la sociabilidad incomprensible. Pero no tardará en descubrir el orden subterráneo que guía las conductas de los habitantes. En Birnassan el único dictado válido es el de lo placentero. Todo el orden societario está construído bajo esos principios. De esta manera, las mujeres son formadas durante su adolescencia para hacer gozar a los hombres. El mayor placer de un hombre casado es compartir su mujer con sus amigos; siendo esta costumbre signo de buena educación y decoro. Inventando estos extraños principios, la autora juega a construir historias que den cuenta de las consecuencias últimas de esta forma de ver el mundo. De esta manera crea relatos fuertemente eróticos que nos transportan a un universo tan fantasioso como encantador.
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