Betty Smith: Un árbol crece en el Brooklyn, Lumen
Siempre son molestas las sobrecubiertas con frases o aditamentos en las portadas. En general nos parece que son libros que necesitan ayuda para venderse, pero también es lícito aclarar que en más de una oportunidad uno lee un libro guiado por esos guiños. Por ejemplo, leí Una americana consentida de Rusell Banks porque en la tapa aparecía recomendado por Cooetze, y lejos de arrepentirme, me llevó a conocer a un autor alucinante.
Ahora llego al libro de Betty Smith a partir de la frase de Paul Auster en la portada: "Un libro bellísimo de una novelista maravillosa y olvidada", que no importa si la dijo Auster saliendo de un restaurante o si nunca lo mencionó, porque unida a un título sugestivo me remite a Brooklyn Follies, el libro que más me gustó del autor. Y entonces llego a la contratapa, y me entero de que es un libro de los '40 que narra las vicisitudes de los inmigrantes en los barrios pobres de Nueva York, y en particular, la historia de la familia Nolan y de su peculiar y talentosa hija.
Betty Smith construye viñeta tras viñeta el duro mundo de la pobreza, que se va haciendo más dramático a medida que la chica crece porque es capaz de entender la crueldad del mundo. Pero también de salir adelante con mucha fortaleza.
Muchas de las escenas se me han quedado grabadas, pero un claroscuro particular estructura la novela: una maestra que descubriendo la tendencia de Francie a la mentira, o a construir historias que no se ajustan a la verdad, le sugiere que cuente la verdad, pero escriba lo que debería haber ocurrido, despertando de esta manera su vocación por la escritura. Y la de la maestra que tacha de sórdidas las historias de Francie que no hacía otra cosa que narrar las vicisitudes de su familia, llevándola a quemar todos sus manuscritos. Antes y después ocurren muchas cosas: como una niña que lucha por ir a una escuela que le suministre más oportunidades, la muerte del padre, la decepción al descubrir el favoritismo de su madre por su hermano, el duro salir a trabajar siendo apenas niños. Pero, pese a la crudeza, Un árbol crece en el Brooklyn es un libro cálido, tierno, sobre los lazos que unen a las familias. Puede ser leído antes que el de Paul Auster, como para comprender cómo se forjó aquel barrio de irlandeses, judíos y tanta gente luchando contra la pobreza y la realización del sueño americano.
domingo, junio 22, 2008
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