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miércoles, noviembre 12, 2008

Desesperanza en el oído del sordo

Ayer, cuando terminó la tormenta, comenzó a aparecer gente por la librería. Queriendo atender a todos, no atendía bien a ninguno. Había un dentista escuchando las novedades de jazz & clásica, un señor preguntaba por discos de Midón para su hijo, este último y su mamá se apoltronaban en el espacio infantil, unas adolescentes preguntaban por el disco de un banda que no conozco, una señora llevaba el disco nuevo de Yo-yo-Ma, un chico con look alternativo pedía el último CD de Juana Molina, un cliente -por suerte piola y paciente- se acercaba con el libro Divisadero en una mano y un disco de Naxos en otra, mientras yo intentaba saludar a una amiga que había venido a visitarme segura de que la lluvia me mantendría en un saludable aburrimiento. También había un chico al que su timidez y cortesía le aseguraban ser atendido en último lugar. Hasta que en un hueco pudo preguntarme si podía dejar unos libros de poesía. Me pareció que en la confección del remito se demoraba más de la cuenta, y era porque estaba dedicando un libro que se había decidido a obsequiar a la librería.

El malón post lluvia se retiró y yo me dispuse a acomodar el libro nuevo en su lugar y hojearlo un poco. Aclaremos que yo no leo poesía, y por tanto no puedo dar una opinión fiable, que una persona que se declara desesperadamente inútil para casi todo, se considera buena lectora de novelas y, por tanto, se especializa. Pero el sentido loser de la poesía de Nicolás Bedini en Decirte al oído me cautivó de inmediato. Abrí el libro al azar y leí el siguiente pasaje:

Cambiazo

"Un panqueque
de dulce de leche
rodajas de banana
bañado en chocolate
es a lo único que puede aspirar
mi angustia
en este domingo sin novia."

Guau. Y esta estética de la confesión triste se continúa:

¡Nunca des por desahusiado a un conejito!

"Compre una caja de preservativos
prime de 12
multicolor
que duró 10 meses.

La última vez que tuvimos sexo
fue hace mucho
y lo poco que recuerdo
es más bien patético."

Las lunas son amarillas

"Nunca fui un tipo piola

Es muy probable que el resto de mi vida
la pase cargando y descargando equipos
musicalizando bautismos, compromisos, quinces y dieciochos
bodas de plata, bodas de oro
(fiestas menores para cualquier dj artista)
y escribiendo poemas auto-referenciales"


Me sentí contrariada por no haberle prestado más atención al poeta. No haber podido felicitarlo por su libro. Leí Decirte al oído dos veces, una ayer y otra hoy, y ahora lo repaso para escribir esta croniquita. Y encuentro cada vez nuevas cosas tristes, llenas de desconsuelo y ausentes de esperanza. El lamento de un DJ sordo, a mí que también soy medio sordita, me conmovió profundamente.

http://www.clarin.com/suplementos/si/2002/04/26/3-00316.htm

1 comentario:

Anónimo dijo...

quiero ese libro! fui compañera de colegio de Nico y supe de sus publicaciones. Pasaré por la librería.
Saludos!

B