Siempre pasa que por algún motivo te perdés una película que te hubiera gustado ver: no pudiste ir al cine en su momento o a la fecha de cine arte. Después todos tus amigos la vieron como para acompañarte a verla en DVD. Cuando por algo se la menciona y vos decís que no la viste te increpan indignados: ¿Cómo no viste esa película?
Para paliar esta falencia los miércoles a la noche miro sola las películas que ya todos vieron. De esa manera, últimamente, he comentado Amelie, La larga marcha de los pingüinos, Derecho de familia, Hierro 3, Ternation...
Ayer le tocó el turno a Primavera, verano, otoño, invierno... y otra vez primavera, maravillosa opera prima de Kim- kim- Duh. Una película deliciosa en la que cada plano es memorable, ya que el detalle de una hoja o una flor pueden significarlo todo. El guión, que pertenece al mismo Kim-kim-Duh, es simple y bello. Cuanta una triste historia guiándose por las estaciones, resaltando el carácter cíclico de la naturaleza y el tiempo. En una película de una belleza visual increíble, con música delicada y encantadora, y marcada por un simbolismo que opera con lógica poderosa. La primavera es asociada al aprendizaje; el verano al amor; el otoño a la pérdida, el dolor y la ira; el invierno a la expiación de la culpa y la paciente espera... en tanto que el retorno a la primavera indica tanto un nuevo florecer como un nuevo aprendizaje.
No sé si se puede decir algo más, salvo: ¿Cómo no viste esa película? Para convencer a otro para que no se la pierda.
jueves, diciembre 07, 2006
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