En el foyer del Auditorium, luego de la proyección de un melodramón mexicano en competencia por el Ombú de Oro, el periodista inglés sentenció: “Está esta obra de Shakespeare, Romeo y Julieta, y este musical de Broadway, West Side Story”, y todos comprendimos qué pensaba de Amar te duele, el film de chico pobre conoce a chica rica y se enamoran y el padre de ella se opone a la relación y el amor triunfa hasta que ella muere de un balazo disparado por el custodio de su padre, o algo así.
“Está esta telenovela, Muñeca brava, y está película de Hollywood, Million Dolar Baby”, podría parafrasear al flemático cronista para referirme a la tira que Canal 13 emite después de las 21 (y que repite en Mar del Plata Canal 10), Sos mi vida, si estas líneas no se propusieran comentar otro programa estrenado este verano, también con un título de tres palabras: Soy tu fan.
Pensado, producido y protagonizado por Dolores Fonzi, el ciclo que sale al aire los martes a las 23 por Canal 9 (sólo para los que tiene televisión paga) se destaca en la pantalla argentina por evitar las fórmulas repetidas de costumbrismo a los gritos, adaptación acriollada de comedias de situación o desfile de supuestos talentos a ver quién llega más lejos o llora más temprano que tarde. Quienes frecuenten los lados b de la TV nacional, encontrarán útil la comparación de Soy tu fan con ¿Son o se hacen?, la serie dirigida por Diego Kaplan (Constanza Novick, guionista del film de D.K., ¿Sabés nadar?, es la libretista de la serie de Fonzi). Quienes no acostumbren visitar los espacios periféricos de la pantalla necesitarán la enumeración de similitudes: tanto la historia interpretada por el clan Carolina Fal- Julieta Ortega- Iván González- Walter Quiróz- Rodrigo de la Serna como la que está ahora en pantalla están centradas en la vida de chica/os linda/os, con escasos o nulos problemas laborales y múltiples encrucijadas psicoanalíticas, sentimentales y sexuales; ambas se manejan en un registro “moderno”, por llamar de alguna manera a la casi perenne (y por eso agotadora del televidente y del recurso) cámara en mano de Soy tu fan y al compartido uso del video-clip como recurso narrativo; tienen en común también el analítico abordaje de cuestiones triviales, chistes casi internos o de secundaria (el hermano de la actriz -detrás y delante de cámaras-, Tomás Fonzi, besa en la ficción a Daniela Bo, fugaz esposa de Cristian Castro, mientras en la radio suena la voz del hijo de Verónica) y la reivindicación de figuras estelares de la cultura basura (Edda Bustamante en un épico capítulo de ¿Son…?, Leo Rosenwasser, ex Videomatch, como pretendiente de la madre de los Fonzi).
El mayor hallazgo de Soy tu fan es haber encontrado un papel ideal para cada actor, empezando por la ideóloga: ¿qué rol más adecuado para Dolores Fonzi que el de una chica igual a ella (mejor todavía, igual a lo que se puede esperar de ella a partir de sus apariciones mediáticas), vestida como una nena quince años menor que sus 27, conflictuada con su carrera y con sus afectos, la anti-heroína Carla García? Tomás F. interpreta a Diego G., galancito de televisión, mujeriego 24 horas; Julieta Cadinali, a Rocío, barwoman profesional y cocinera aficionada; y Violeta Urtizberea, a Agustina, tercer arista del grupo de amigas. El muchachito de la serie es Nicolás (Gastón Pauls), un personaje que incomoda y atrae por igual a Carla y a los espectadores; en el segundo envío aparece su hermano Gastón (Nicolás Pauls, y los guiños siguen con la participación del ex ¿Son o de hacen? Coraje Ávalos y la presencia de Emmanuel Horvilleur, cantante de la cortina del programa, como ex novio de Carla).
¿Es necesario dar más detalles de la historia, arriesgar el futuro de la trama, especular sobre los índices de audiencia? Prefiero sugerir el encendido de la tele en ese horario y en ese canal, y si los romances naives, las referencias kitsch y los encuadres y situaciones pop no satisfacen, apagar el asunto o cambiar de canal.
Post scriptum (Digresión semiológica prescindible): los títulos Sos mi vida y Soy tu fan, si bien contemporáneos, exponen dos visiones enfrentadas de ese sentimiento que rompe barreras, mueve montañas, vende celulares y llena páginas y páginas del suplemento especial de Clarín por el día de San Valentín: el amor.
El primero lo entiende como una fuerza externa al sujeto que lo experimenta: sos, en tercera persona; sos aquello que me atrae, que me agita. En plan Archivos X, la verdad del amor está afuera; el amor no es uno, son los otros, retomando a Sartre. El amor se presenta como un fenómeno natural, impredecible, irresistible y demoledor como un rayo, y, fundamentalmente, ajeno a la voluntad de quienes lo padecen. Sos mi vida, sos, vos, aquello que me permite (o me imposibilita, si no estás) respirar; vos sos mi amor y yo poco tengo que ver con eso.
Distinto es el sentido que propone Soy tu fan; aquí la carga de la prueba se ha invertido: soy, en primera persona, soy la causa del amor, no el efecto. Soy el origen de un amor particular: el amor fanático. Cercano a la asfixia, agobiante, invasivo, el amor del fan se parece muy poco a aquel que promete un feliz “por siempre jamás”. Soy egoístamente tu fan, te idolatro a mi manera y para mi beneficio. “Te amo porque lo necesito, no porque te necesite”, dicen unos versos de Luminous times (Hold on to love), de U2, que sirven para ilustrar la concepción del amor subyacente en Soy tu fan.
Era eso, no más.
(*) Santiago es colaborador de menosesmas (www.menosesmas.blogspot.com/) y masesmenos (www.mdqcdg.blogspot.com/).
“Está esta telenovela, Muñeca brava, y está película de Hollywood, Million Dolar Baby”, podría parafrasear al flemático cronista para referirme a la tira que Canal 13 emite después de las 21 (y que repite en Mar del Plata Canal 10), Sos mi vida, si estas líneas no se propusieran comentar otro programa estrenado este verano, también con un título de tres palabras: Soy tu fan.
Pensado, producido y protagonizado por Dolores Fonzi, el ciclo que sale al aire los martes a las 23 por Canal 9 (sólo para los que tiene televisión paga) se destaca en la pantalla argentina por evitar las fórmulas repetidas de costumbrismo a los gritos, adaptación acriollada de comedias de situación o desfile de supuestos talentos a ver quién llega más lejos o llora más temprano que tarde. Quienes frecuenten los lados b de la TV nacional, encontrarán útil la comparación de Soy tu fan con ¿Son o se hacen?, la serie dirigida por Diego Kaplan (Constanza Novick, guionista del film de D.K., ¿Sabés nadar?, es la libretista de la serie de Fonzi). Quienes no acostumbren visitar los espacios periféricos de la pantalla necesitarán la enumeración de similitudes: tanto la historia interpretada por el clan Carolina Fal- Julieta Ortega- Iván González- Walter Quiróz- Rodrigo de la Serna como la que está ahora en pantalla están centradas en la vida de chica/os linda/os, con escasos o nulos problemas laborales y múltiples encrucijadas psicoanalíticas, sentimentales y sexuales; ambas se manejan en un registro “moderno”, por llamar de alguna manera a la casi perenne (y por eso agotadora del televidente y del recurso) cámara en mano de Soy tu fan y al compartido uso del video-clip como recurso narrativo; tienen en común también el analítico abordaje de cuestiones triviales, chistes casi internos o de secundaria (el hermano de la actriz -detrás y delante de cámaras-, Tomás Fonzi, besa en la ficción a Daniela Bo, fugaz esposa de Cristian Castro, mientras en la radio suena la voz del hijo de Verónica) y la reivindicación de figuras estelares de la cultura basura (Edda Bustamante en un épico capítulo de ¿Son…?, Leo Rosenwasser, ex Videomatch, como pretendiente de la madre de los Fonzi).
El mayor hallazgo de Soy tu fan es haber encontrado un papel ideal para cada actor, empezando por la ideóloga: ¿qué rol más adecuado para Dolores Fonzi que el de una chica igual a ella (mejor todavía, igual a lo que se puede esperar de ella a partir de sus apariciones mediáticas), vestida como una nena quince años menor que sus 27, conflictuada con su carrera y con sus afectos, la anti-heroína Carla García? Tomás F. interpreta a Diego G., galancito de televisión, mujeriego 24 horas; Julieta Cadinali, a Rocío, barwoman profesional y cocinera aficionada; y Violeta Urtizberea, a Agustina, tercer arista del grupo de amigas. El muchachito de la serie es Nicolás (Gastón Pauls), un personaje que incomoda y atrae por igual a Carla y a los espectadores; en el segundo envío aparece su hermano Gastón (Nicolás Pauls, y los guiños siguen con la participación del ex ¿Son o de hacen? Coraje Ávalos y la presencia de Emmanuel Horvilleur, cantante de la cortina del programa, como ex novio de Carla).
¿Es necesario dar más detalles de la historia, arriesgar el futuro de la trama, especular sobre los índices de audiencia? Prefiero sugerir el encendido de la tele en ese horario y en ese canal, y si los romances naives, las referencias kitsch y los encuadres y situaciones pop no satisfacen, apagar el asunto o cambiar de canal.
Post scriptum (Digresión semiológica prescindible): los títulos Sos mi vida y Soy tu fan, si bien contemporáneos, exponen dos visiones enfrentadas de ese sentimiento que rompe barreras, mueve montañas, vende celulares y llena páginas y páginas del suplemento especial de Clarín por el día de San Valentín: el amor.
El primero lo entiende como una fuerza externa al sujeto que lo experimenta: sos, en tercera persona; sos aquello que me atrae, que me agita. En plan Archivos X, la verdad del amor está afuera; el amor no es uno, son los otros, retomando a Sartre. El amor se presenta como un fenómeno natural, impredecible, irresistible y demoledor como un rayo, y, fundamentalmente, ajeno a la voluntad de quienes lo padecen. Sos mi vida, sos, vos, aquello que me permite (o me imposibilita, si no estás) respirar; vos sos mi amor y yo poco tengo que ver con eso.
Distinto es el sentido que propone Soy tu fan; aquí la carga de la prueba se ha invertido: soy, en primera persona, soy la causa del amor, no el efecto. Soy el origen de un amor particular: el amor fanático. Cercano a la asfixia, agobiante, invasivo, el amor del fan se parece muy poco a aquel que promete un feliz “por siempre jamás”. Soy egoístamente tu fan, te idolatro a mi manera y para mi beneficio. “Te amo porque lo necesito, no porque te necesite”, dicen unos versos de Luminous times (Hold on to love), de U2, que sirven para ilustrar la concepción del amor subyacente en Soy tu fan.
Era eso, no más.
(*) Santiago es colaborador de menosesmas (www.menosesmas.blogspot.com/) y masesmenos (www.mdqcdg.blogspot.com/).
4 comentarios:
Yo siempre me dejo engañar, y pienso que un nuevo programa de la televisión argentina va a lograr superar el formato Pol-ka o el aún más trillado de Ideas del Sur. Empiezo a ver "soy tu fan" y no está mal... pero es tan palermiana... No son solo los departamentos viejos con deco moderna, ni los estudiados look casual, ni los psicoanalistas y los empastillamientos... Es que el drama de la protagonista es que se está enamorando de un chico nada cool, nada alterno, que es todo un cursi, un grasa. Y estar con un chico que no tenga gusto sofisticado es el peor pecado en Palermo... Yo me quedo con el noticiero y las novedades del robo de Acasuso, que tiene todos los ingredientes: intriga, suspenso, acción, romance y traición.
Yo dejé la Tele. El próximo abril seran dos años sin el televisor y soy feliz. Hace un mes, un amigo se marchó a vivir a Londres, y me regaló su televisor. Lo tengo envuelto en una frazada abajo de un escritorio de mi oficina. Me da miedo instalarlo. Creo que la vida sin tele es mejor e incluso hubo un periodo en el que hice campaña para que la gente la dejara.
Convencí sólo a una amiga, que al rompersele su aparato me escribio que no habia comprado otro y que creia que era una buena decision.
Si uno lee la nacion y clarin, ve que el espacio que se le dedica a la television es enorme. Si la calidad es mala, y la gente consume mucho, mala cosa: población de pelotudos. Ahora, yo no puedo largar el mc donalds. Vicios que le dicen.
El ruso
soy fan de soy tu fan, el mejor programa de televisión de la argentina.
sibeluis que tan feo sos. creo que la belleza de fonzi te hace mal. definitivamente, no deberias ver ese programa.
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