Ayer estuvieron en Mar del Plata Fabio Alberti y Diego Capusotto presentando el espectáculo Una noche en Carlos Paz. La sala estaba llena, pese a la escasa difusión que tuvo la única función del show. El espectáculo es bueno, pero sólo para fanáticos de “Todo X $2”. Es decir, para aquellos televidentes del ciclo que tienen nostalgia de un programa de tele basado en el humor absurdo, que ya no parece encontrar espacio en la televisión del “minuto a minuto”. Todo los fanáticos pudieron disfrutar de “Beto Tony y su muñeco” y “Mirta Jusid” así como presenciar la creación de nuevos personajes como “Violeta Porro” y “Alfredo Halcón” (que es, obviamente, un halcón).
Además, el espacio para el show es perfecto ya que el Teatro Roxy con su olor a humedad y su escasa limpieza se corresponde con la imagen de una obra pensada como un homenaje a todos los espectáculos baratos y decadentes del verano, de los cuales los de Carlos Paz son arquetípicos (¡hay que lograr ser Clase B de Mar del Plata!).
“Un verano en Carlos Paz” resulta refrescante, con su humor casi tonto, basado en chistes idiomáticos y abiertas guarangadas. Es muy bueno que el show ocurra arriba del escenario, y que no apelen a la ridiculización del público, recurso ya desgastado, basado en la idea de usar a los espectadores como mano de obra barata.
Obviamente la sátira se queda corta, porque es dable presenciar espectáculos mucho más truchos que el que “Una noche en Carlos Paz” propone como parodia. Un rápido vistazo por la cartelera local muestra la verdad de este aserto, así como la presencia de dos tipos de obras polares: o las revistas de bajo presupuesto o las obras retorcidas (ahora denominadas alternativas) donde un público que se finge abierto y moderno vive atemorizado con la idea de que lo desnuden, lo mojen o lo toquen.
Un párrafo aparte merece el personaje de “Facho Martel”, el cantante de culto de la centro derecha argentina, que canta una canción de un hombre que quiere salir con una chica, pero no puede a causa de la inseguridad, los piquetes, los delincuentes que entran por una puerta y salen por la otra... y todos los clichés que la derecha argentina usa como muletillas, sin prestar atención ya a su contenido. En resumen, lo mejor que podemos decir del paso de Fabio Alberti y Diego Capusoto por Mar del Plata es: ¡ESTÁ BIEN!
Además, el espacio para el show es perfecto ya que el Teatro Roxy con su olor a humedad y su escasa limpieza se corresponde con la imagen de una obra pensada como un homenaje a todos los espectáculos baratos y decadentes del verano, de los cuales los de Carlos Paz son arquetípicos (¡hay que lograr ser Clase B de Mar del Plata!).
“Un verano en Carlos Paz” resulta refrescante, con su humor casi tonto, basado en chistes idiomáticos y abiertas guarangadas. Es muy bueno que el show ocurra arriba del escenario, y que no apelen a la ridiculización del público, recurso ya desgastado, basado en la idea de usar a los espectadores como mano de obra barata.
Obviamente la sátira se queda corta, porque es dable presenciar espectáculos mucho más truchos que el que “Una noche en Carlos Paz” propone como parodia. Un rápido vistazo por la cartelera local muestra la verdad de este aserto, así como la presencia de dos tipos de obras polares: o las revistas de bajo presupuesto o las obras retorcidas (ahora denominadas alternativas) donde un público que se finge abierto y moderno vive atemorizado con la idea de que lo desnuden, lo mojen o lo toquen.
Un párrafo aparte merece el personaje de “Facho Martel”, el cantante de culto de la centro derecha argentina, que canta una canción de un hombre que quiere salir con una chica, pero no puede a causa de la inseguridad, los piquetes, los delincuentes que entran por una puerta y salen por la otra... y todos los clichés que la derecha argentina usa como muletillas, sin prestar atención ya a su contenido. En resumen, lo mejor que podemos decir del paso de Fabio Alberti y Diego Capusoto por Mar del Plata es: ¡ESTÁ BIEN!
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