Fogwill: En otro orden de cosas, Interzona.
Lo único que había leído de Fogwill era Los pichiciegos, libro impresionante que inauguró una serie de escritos sobre Malvinas, que forman hoy uno de los temas más importantes de la literatura argentina actual. Ese recuerdo viene unido a una nota que le realizó Marina Mariasch en la que él hablaba de las mujeres, diciendo cosas muy originales y graciosas. El reportaje estaba saturado de un clima de seducción, en el que la conductora/escritora le preguntaba si alguna vez rebotaba con las mujeres. Él afirmaba que casi siempre... y que a medida que pasaban los años el fenómeno se acentuaba, pero que cuando le decían: "Sos demasiado grande para mí" él continuaba abrigando esperanzas, porque si la mujer lo expresaba en estos términos, quería decir que se le había ya pasado por la cabeza... sólo tenía que repensar lo de la diferencia de edad.
Teniendo estas dos fotos en mente comencé a leer la curiosa novela En otro orden de cosas. Es un libro muy interesante en el que la trayectoria de vida de un montonero reconvertido en ejecutivo de la empresa estatal que construye la autopista, es la excusa perfecta para contar la extraña historia política de nuestro país. La idea de la lucha armada, el Proceso y los gérmenes de la democracia aparecen enunciados al contarnos la vida de un hombre inteligente, solitario y peculiar. El texto sigue la misma línea de casi todos los que abordan el tema de la lucha armada: una distancia crítica que tiene más que ver con el desconcierto que el pasado produce a la luz de un presente en el que las ideas de antaño parecen extrañas, a la par que una elíptica forma de recuperación de la memoria; y todo en el marco de un relato concentrado en lo micro, alejado del gran relato, concentrándose en la historia individual. Pero Fogwill le agrega sus propios condimentos, que tienen que ver con un espíritu sociológico, una gran capacidad para retratar tipos humanos, en versiones claras que no parecen paródicas: su amante cheta paisajista, el programador padre de familia, el ex montonero dueño de una concesionaria de autos son bosquejos fuertes y creíbles... Claro, son justamente esos detalles los que hacen a una buena novela.
domingo, julio 06, 2008
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1 comentario:
¿Habría una trivia para ganar el libro? ¿Puede ser? :)
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