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jueves, febrero 15, 2007

Malditos correctores: Scorsese

Acerca de los cerdos y de quienes los alimentan

A las 0:40 del domingo 11 de febrero, al salir de la Sala 2 del Cine Ambassador, pedí el libro de sugerencias para escribir lo que sigue:

Es insultante para un director como Martin Scorsese, quien supongo habrá pensado durante horas, días, semanas, cómo estructurar la narración de “Los infiltrados”, que esa estrategia sea corrompida por un absolutamente innecesario cartel de intervalo, una arenga a consumir panchos, gaseosas y pochoclos, y un par de temas de Jorge Drexler.
Podría contemplarse la interrupción si se tratase de un film para niños o de una película de cuatro horas de duración, pero en el caso de “Los infiltrados”, de dos horas y media, dirigida a un público adulto, el intervalo es una falta de respeto a todas las personas involucradas en el proceso creativo (desde los productores hasta los choferes) y a los espectadores que queremos apreciar la tarea de los cineastas tal como fue concebida. Los carteles que avisan “intervalo” en los afiches de promoción ubicados sobre la calle Córdoba no hacen menos ominosa esa práctica.
Tal vez sea tan descorazonante como lo anterior ver al ejército de consumidores que responden al acicate publicitario y salen de la sala para regresar con sus vasos de Coca Cola, paquetes de pochocho y bandejas de papas fritas y demás enseres indispensables para disfrutar un film. Difícil elección: resignarse al encierro y al VHS o DVD, o alimentar las arcas de empresarios tan interesados en la difusión del séptimo arte como en la venta de palomitas de maíz o, como parece ser, interesados en la proyección cinematográfica para potenciar las ventas de pochoclo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Peor fue lo mio el año pasado. Estaba en Londres y un amigo me dice que habian invitado a unos socios de su negocio a ver el músical Chicago...sobraba una entrada y cayó en mi. Todo muy bien, aunque el ingles cantado no me dejaba enterar muy bien de la historia, y en un momento determinado cae el telón. Doy las thanks a todo el mundo, me pongo el abrigo, agarro el paraguas y me empiezo a despedir de mi amigo y sus socios, todos franceses muy elagantes. Cuando termino de dar la mano, mi anfitrion pregunta: "que pena que te tengas que ir sin ver la última parte"...."hay una segunda parte?". Putos intervalos...cuando están y cuando no están.
El Ruso

Anónimo dijo...

los textos en los libros de quejas conforman un nuevo género literario, no se lo pierdan!

Anónimo dijo...

Es desastrozo. ¿Hay salas donde se exhiba ese cine tan sobre la línea comercial-no comercial en que no se haga el intervalo?
Siendo de la generación del pochoclo-en-sala y el Ipod (tengo 20 años) encuentro detestable que el consumo maldito invada tan insultantemente la vía del arte. UN CORTE. Es más o menos como que te pongan una banda con la sigla CITYBANK cruzando Las Meninas, no tapando, sino como un agregado a la tela. "Los girasoles", y ahí nomás en un costado, pácate!, COMPRE EN GARBARINO.