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jueves, octubre 04, 2007

Murakami: Al sur de la frontera, al oeste del sol

Luego de leer la interesante entrevista que publicara La Nación al original escritor japonés Murakami (veáse más abajo en un blog, en lugar de más arriba en un escrito), me dan ganas de leer alguno de los libros que todavía no tomé de este escritor. Al sur de la frontera... es el elegido, y no me decepciona en absoluto. De una tónica similar a Tokio Blues, pero sin tanto dramatismo (no hay psiquiátricos ni suicidios, sólo abandonos y angustias), Murakami analiza la capacidad de dañar a quien nos ama. De la misma forma en que traicionó a su novia de adolescencia, Hajime engaña a su mujer. Su amiga de la niñez, Shimamoto, ejerce un poder fascinante sobre él, pero además, ¿de qué material está conformado como para que no le importe lastimar a quienes han sido incondicionales con él?

El relato de la vida de Hajime coincide con la segunda mitad del siglo XX, por lo que a la par que la historia de una vida, Al sur de la frontera es la historia de Japón moderno. Desde las ruinas dejadas por la guerra hasta la riqueza desbordadada de fines de siglo. El éxito del país tiene simetría con el éxito económico del protagonista, pero entre tanto ¿qué ocurre con el alma de ambos?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Abrir la notebook luego de un largo día en el monto misionero, y encontrar en el blog este comentario de Sibelius hace más agradable el final de la jornada (y hasta este húmedo y agobiante calor misionero).
Efectivamente, “Al sur de la frontera…” es un excelente libro.
Mi amiga, la que intenta “orientalizar” mis lecturas, lo leyó cuando se lo regalé y, claro, no le gustó.
Para ella es un libro muy “occidental”.
Quizás tenga razón, y esa sea la causa por la que tanto me gusta a mi (diría que más que “Tokio blues”).
La vida de Hajime me parece una imagen muy acabada del vacío al que puede llegar un hombre exitoso, pero no encuentra nunca, como el viejo Jagger, satisfacción plena.
Siempre le falta algo, y ese algo está representado en Shimamoto.
Y ese algo es lo que el persigue con ansias, aún a costa de dañar a quienes lo quieren.
A lo mejor, todos tenemos nuestras Shimamoto, pero le damos otros nombres.
O, quizás, no las tenemos, y solo yo soy quien persigo también a un fantasma, aunque intentando no herir a nadie (aunque no siempre me sale bien).
Más allá de esto, en “Al sur de la frontera…” encuentro escenas que imagino llevadas al cine, como sus largos en la piscina, temprano en la mañana, con “How deep is the ocean” tocado por Miles Davis y su quinteto, o esa noche del “encuentro” con Shimamoto en la casa de campo, quizás con “Suicide is painless” en la versión de Bill Evans, Eddie Gomez y Eliott Zigmund.
Sí, sin dudas esta canción bella, es adecuada para esa escena. Va una parte de su letra:
“El único modo de ganar es haciendo trampas.
Y rendirme antes de ser golpeado,
dejando a otro mi lugar.
Ésa será la única hazaña indolora.”
Saludos,

Marcelo