Termino de leer La niña del pelo raro y sigo con más cuentos. En este caso Chicos de Sergio Bizzio. Tenía ganas de leer algo de este escritor desde hace un tiempo. Terminó de convencerme un post de Distracción masiva y una interesante entrevista que vi al autor.
Los cuentos de Bizzio me parecieron muy buenos (seguramente para horror de nuestro comentarista Marcelo que no entiende de estas yuxtaposiciones entre lo vulgar y lo profano. Obvio que Cheever es lo más). En especial, el que me pareció más logrado fue el que abre el libro: "Cinismo", al punto de que deseé que fuera un relato más extenso porque me había encariñado con los personajes. Especialmente, claro está, con Álvaro, el sensible espontáneo. Sólo con la definición que de esta categoría da Bizzio ya me cautivó: "Mente siempre dispuesta, curiosidad indiscriminada, lágrima fácil, estas son algunas características positivas del sensible espontáneo. Las negativas son peores todavía: torpeza, espíritu poético, carácter de mercurio, hiperadaptable y algún otro rasgo de impostación maldita."
El pobre Álvaro es el hijo adolescente de una pareja de intelectuales. Un chico de sexualidad dudosa que tiene preocupados a sus padres.
La historia tiene lugar durante unas vacaciones en la ciudad de Punta del Este, ciudad a la que la familia concurre invitada por unos amigos. La pareja tiene una hija que tiene una característica peculiar: todas las partes de su cuerpo son bellas tomadas de manera aislada, pero en conjunto resulta tan desagradable como desconcertante. Rocío esconde además algún otro secreto...
Pese a la repulsión inicial Álvaro y Rocío construyen una historia juntos, signada por el cinismo y la paradoja, el ansia de sexo y la ambigüedad.
"Lo denso" es también una muy buena historia, que cuenta la visita -a la casa de los padres de ella- de una parejita de argentinos que se conocieron en España. Las incomodidades y la falsa naturalidad en un almuerzo dominguero de una familia de clase media alta. El flamante novio, agotado por el viaje, decide dormir una siesta junta a la pileta. El defectuoso velcro de la malla y un sueño erótico le jugarán una mala pasada al chico, creando una escena inolvidable.
Otros cuentos no me gustaron tanto, pero a veces el gusto por un autor está en un tono, una situación, un detalle, el retazo de una trama. Como sea, después de leer Chicos tengo ganas de más Bizzio, especialmente de tomar la novela Rabia del 2004.
Un sólo problema: me gusta apoyar a las pequeñas editoriales como Interzona, pero con sólo tomar Chicos sentí un crujido desagradable. Sí, el pegamento del lomo se quebró y las hojas del libro amenazaron con desperdigarse alentadas por el viento patagónico.
Los cuentos de Bizzio me parecieron muy buenos (seguramente para horror de nuestro comentarista Marcelo que no entiende de estas yuxtaposiciones entre lo vulgar y lo profano. Obvio que Cheever es lo más). En especial, el que me pareció más logrado fue el que abre el libro: "Cinismo", al punto de que deseé que fuera un relato más extenso porque me había encariñado con los personajes. Especialmente, claro está, con Álvaro, el sensible espontáneo. Sólo con la definición que de esta categoría da Bizzio ya me cautivó: "Mente siempre dispuesta, curiosidad indiscriminada, lágrima fácil, estas son algunas características positivas del sensible espontáneo. Las negativas son peores todavía: torpeza, espíritu poético, carácter de mercurio, hiperadaptable y algún otro rasgo de impostación maldita."
El pobre Álvaro es el hijo adolescente de una pareja de intelectuales. Un chico de sexualidad dudosa que tiene preocupados a sus padres.
La historia tiene lugar durante unas vacaciones en la ciudad de Punta del Este, ciudad a la que la familia concurre invitada por unos amigos. La pareja tiene una hija que tiene una característica peculiar: todas las partes de su cuerpo son bellas tomadas de manera aislada, pero en conjunto resulta tan desagradable como desconcertante. Rocío esconde además algún otro secreto...
Pese a la repulsión inicial Álvaro y Rocío construyen una historia juntos, signada por el cinismo y la paradoja, el ansia de sexo y la ambigüedad.
"Lo denso" es también una muy buena historia, que cuenta la visita -a la casa de los padres de ella- de una parejita de argentinos que se conocieron en España. Las incomodidades y la falsa naturalidad en un almuerzo dominguero de una familia de clase media alta. El flamante novio, agotado por el viaje, decide dormir una siesta junta a la pileta. El defectuoso velcro de la malla y un sueño erótico le jugarán una mala pasada al chico, creando una escena inolvidable.
Otros cuentos no me gustaron tanto, pero a veces el gusto por un autor está en un tono, una situación, un detalle, el retazo de una trama. Como sea, después de leer Chicos tengo ganas de más Bizzio, especialmente de tomar la novela Rabia del 2004.
Un sólo problema: me gusta apoyar a las pequeñas editoriales como Interzona, pero con sólo tomar Chicos sentí un crujido desagradable. Sí, el pegamento del lomo se quebró y las hojas del libro amenazaron con desperdigarse alentadas por el viento patagónico.
4 comentarios:
Estimado/a Sibelius,
no me horrorizo por los gustos literarios ni por las yuxtaposiciones de autores.
Cada quien lee como quiere, como le gusta, como puede.
Sin embargo, eso no quiere decir que logre captar tales gustos o tales yuxtaposiciones.
A eso me referí en mi comentario de fin de año; no dije que esté “mal” o que sea un “horror” mezclar a Cheever con Cucurto.
Sólo dije que no entiendo tal mixtura y que, en mi gusto personal (que es como la Ferrari, mía, sólo mía), no mezclaría a uno y otro.
Y por ende, no me horrorizo porque siguiendo a Foster Wallace aparezca otro post alabando a Bizzio.
Alguna vez leí algo de Bizzio, y no me pareció malo (tampoco exultantemente bueno, pero al menos, no malo), y me parece bárbaro que lo difundas en tu blog.
Por otro lado, no me parece que haya descalificado en alguna parte a un autor o a un libro tildándolo de vulgar o profano.
Pude haber dicho: me gustó o no me gustó, o en su forma menos pollitically correct, me pareció bueno o me pareció una mierda, pero de ahí a tachar a algo por pecado de vulgaridad hay un trecho, no?
Te soy sincero (y lo digo, entre otras cosas, como padre de un pibe de casi 14 años): si hoy alguien -mi hijo, por ejemplo- lee cosas como Cucurto (cuya producción detesto, por cierto), hay que darse por contento, pues peor sería que su mundo intelectual se limitara a leer Clarín o ver Canal 13.
Que me gustaría que todos leyeran “El gran receptor de radio” y no que pensaran en Ileana Calabró? Pues claro, pero sé que no es posible, dadas las circunstancias (la competencia entre Cheever y Tinelli es con final cantado).
Al menos, entonces, que lean a Bizzio.
Saludos
Leí primero "Rabia" (lectura para una materia de la facultad) con muchos prejuicios que partían de mi desprecio por "lo bajo", la literatura argentina y la posmodernidad.
No puede decir menos que quedé fascinado al punto que empecé a leer mucha literatura argentina contemporánea y le tomé el gustito a la literatura pop-posmo.
Luego hace unos meses leí "Chicos" y me pareció muy bueno también.
Los cuentos "Un amor para toda la vida" (encarnación absoluta del "sensible espontáneo") y en especial la fábula con patos y un cocodrilo al que le dicen "Termo" me pareció alucinante.
Creo que Bizzio es un escritor muy inteligente y que vale la pena ser tenido en cuenta.
leyeron a lucia puenzo?
No, no leì a Lucìa Puenzo, pero me dijeron que es la hija literaria de Bizzio.
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