Hace pocos días recibí un mail de Interzona, una pequeña editorial dedicada a la buena literatura nacional que ha editado, entre otros, a Fogwill y a Bizzio. Me comunicaban que el proyecto editorial había concluído. La noticia me dejó contrariada ya que no sólo editaban buenos textos, además eran lindas ediciones, buenas tapas, y no parecían tener mala distribución (que los libros llegaran a nuestra pequeña librería del interior así lo testimonia). Casi póstumamente comento uno de los últimos textos que editaran, cuya suerte desconozco cuál será en pocos meses.
Luego de la colección fantástica de cuentos reunidos en Chicos, Bizzio construyó una muy buena novela titulada Rabia, pero creo que en su último trabajo, Era el cielo, alcanza un punto brillante como escritor.
Es una novela que trata sobre la sutil trama que hace que una pareja tenga éxito o fracase, y especialmente, sobre la posibilidad de volver a enamorarse de la mujer que alguna vez se amó. Y Bizzio construye meticuloso el camino de regreso a casa, a la mujer incondicional que es la madre de su único hijo. Entre tanto, relata la vida de un fóbico, de un hombre que se siente sutilmente fracasado por ser guionista de televisión en lugar del escritor que soñó ser, acechado por las dos mujeres que ha amado y admirado: su mujer Diana, delicada escritora de infantiles, y su nueva novia escritora proactiva, exitosa. Y siente que está enamorado de esta última aunque no pueda darle las cosas que necesita.
"Así que en los últimos meses flotaba en el aire la idea de que 'no íbamos a llegar a ninguna parte' (los hijos ya no son seres que se traen sino sitios a los que se llega, como a las pirámides de Egipto) o que 'lo nuestro no iba a dar frutos' (una casa, una cuenta bancaria común), que son las cosas que la inmensa mayoría quiere, o busca, o pretende (aún los mejores de nuestra especie, en general después de un baño)"
"Demasiado lejos de ella para darle lo que pedía, demasiado profundo en ella para traer en las manos algo real."
Y en medio de esas reflexiones realistas y duras sobre la naturaleza del amor, el humor: el guionista nos retrata su mundo de actores vanidosos, productores exitosos, artistas impostados, cirujanos ambiciosos, adinerados incoherentes. Y, además, el drama que se escurre entre el amor, el desamor, y los miedos para borrarlo todo.
No sé, les recomiendo que lean esta pequeña joya antes de que no puedan encontrarla, así como atesoren cualquier texto de la editorial porque en breve va a ser difícil hallarlos: Los pichiciegos de Fogwill, Hombres de a caballo de Viñas, El año del desierto de Pedro Mairal, Leer y escribir de Ariel Bermani, El discurso vacío de Mario Levrero... entre otros, muchos de los cuales hemos reseñado en este mismo blog entusiastamente.
Luego de la colección fantástica de cuentos reunidos en Chicos, Bizzio construyó una muy buena novela titulada Rabia, pero creo que en su último trabajo, Era el cielo, alcanza un punto brillante como escritor.
Es una novela que trata sobre la sutil trama que hace que una pareja tenga éxito o fracase, y especialmente, sobre la posibilidad de volver a enamorarse de la mujer que alguna vez se amó. Y Bizzio construye meticuloso el camino de regreso a casa, a la mujer incondicional que es la madre de su único hijo. Entre tanto, relata la vida de un fóbico, de un hombre que se siente sutilmente fracasado por ser guionista de televisión en lugar del escritor que soñó ser, acechado por las dos mujeres que ha amado y admirado: su mujer Diana, delicada escritora de infantiles, y su nueva novia escritora proactiva, exitosa. Y siente que está enamorado de esta última aunque no pueda darle las cosas que necesita.
"Así que en los últimos meses flotaba en el aire la idea de que 'no íbamos a llegar a ninguna parte' (los hijos ya no son seres que se traen sino sitios a los que se llega, como a las pirámides de Egipto) o que 'lo nuestro no iba a dar frutos' (una casa, una cuenta bancaria común), que son las cosas que la inmensa mayoría quiere, o busca, o pretende (aún los mejores de nuestra especie, en general después de un baño)"
"Demasiado lejos de ella para darle lo que pedía, demasiado profundo en ella para traer en las manos algo real."
Y en medio de esas reflexiones realistas y duras sobre la naturaleza del amor, el humor: el guionista nos retrata su mundo de actores vanidosos, productores exitosos, artistas impostados, cirujanos ambiciosos, adinerados incoherentes. Y, además, el drama que se escurre entre el amor, el desamor, y los miedos para borrarlo todo.
No sé, les recomiendo que lean esta pequeña joya antes de que no puedan encontrarla, así como atesoren cualquier texto de la editorial porque en breve va a ser difícil hallarlos: Los pichiciegos de Fogwill, Hombres de a caballo de Viñas, El año del desierto de Pedro Mairal, Leer y escribir de Ariel Bermani, El discurso vacío de Mario Levrero... entre otros, muchos de los cuales hemos reseñado en este mismo blog entusiastamente.
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