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lunes, marzo 10, 2008

Kohan, Pauls y la dictadura

Martín Kohan: Ciencias morales, Anagrama.

Alan Pauls: Historia del llanto, Anagrama.

Estos dos libros tienen en común mucho más que ser dos ediciones recientes de literatura argentina de autores jóvenes. Tienen también un recorte temático similar ya que se refieren a la vida bajo el régimen militar, pero vista en sus pliegues íntimos, en el detalle de las historias individuales.

En Ciencias morales la protagonista es una temerosa preceptora del Colegio Nacional, tan miedosa y encapsulada en sí misma, que el jefe de preceptores es su ídolo mayor y no logra reconocer ni sus propios deseos. Cuenta cómo una familia sencilla sufre el autoritarismo, la censura y el abuso. Pero estos conceptos no aparecen con las mayúsculas de los grandes conceptos, sino en la pequeñez de las historias individuales. Para María Teresa la guerra es una noticia lejana de un noticiero que sigue sin interés, y la lucha armada una leyenda cubierta con pintura en la puerta de un baño.

Historia del llanto cuenta las desventuras de la niñez y adolescencia de un joven que pierde su capacidad para conmoverse. Fue criado en la escuela del compromiso y la emoción, hasta descubrir que el derrocamiento de Allende o el regreso del legendario cantante de protesta lo dejan indiferente (el recital de este músico emblemático da lugar a una escena paródica que entreteje las mejores páginas del libro). Ese hallazgo lo lleva a reconstruir su niñez como hijo de unos precursores del divorcio, en el pequeño departamento de sus abuelos y la figura de su misterioso vecino militar. Cuando lo privado se conecta con lo público, y el discurso hueco con la cotidianidad, recupera la capacidad de emocionarse.

Ciencias morales e Historia del llanto tienen entonces mucho en común por ser historias pequeñas (la mayor parte de Ciencias morales transcurre en el cubículo de un baño e Historia del llanto se desarrolla en el departamento donde el protagonista creció y sus adyacencias: el ascensor, el departamento del vecino, la vereda), de escritores coetáneos, con una mirada casi cínica de la política, pero que sin embargo es el elemento subyacente de la trama, y porque las historias no tienen un ritmo vertiginoso, sino que no pasa casi nada, o aquéllo que acontece no tiene consecuencias terribles, sino que la vida continúa más o menos como siempre. Cómo crecimos y vivimos bajo la dictadura es el tema de fondo, en relatos que se alejan de los elementos más obvios y aportan otras miradas: la de un chico, y la de una mujer al margen de la información más obvia.